Desde que tomó el mando como director técnico del Atlanta United durante la segunda mitad de la temporada 2021 de la MLS, Gonzalo Pineda generó un impacto inmediato en el equipo, obteniendo importantes resultados que guiaron al equipo a clasificar a los Audi 2021 MLS Cup Playoffs. Tal logro parecía imposible en la primera mitad de la temporada, cual vio al equipo pasar por una racha de doce partidos sin ganar.
Aunque el equipo quedó eliminado en la Ronda 1 de los Playoffs, el efecto del profe Pineda se vio en poco tiempo. El impacto no solo se vio dentro de la cancha, sino que también fuera de ella.
Desde que Pineda llegó al equipo, el estratega mexicano ha inculcado costumbres que lo han convertido en un favorito entre la afición. Lo primero fue permitir que los hinchas vieran al equipo entrenar desde las instalaciones del club. Algo que trajo a más de 100 fanáticos al Children’s Healthcare Training Ground of Atlanta, el campo de entrenamiento del club, para alentar a los jugadores
Usualmente, entrenadores prefieren que los entrenamientos sean privados y momentos íntimos entre los jugadores y el cuerpo técnico, pero para Pineda el tener a la afición presente en una práctica es importante porque ellos también son parte del equipo y los jugadores necesitan sentir su amor y apoyo.
Tal vez la costumbre más popular entre los hinchas del equipo es la tradición mexicana de “la mordida”, la cual toma lugar en una fecha de cumpleaños e involucra al cumpleañero dándole una mordida al pastel o seres queridos aplastándole el pastel en la cara.
La tradición de “la mordida” se ha hecho muy popular en las instalaciones del equipo y a través de sus redes sociales ya que son grabadas y publicadas por el equipo digital del club. Hasta el día de hoy, se han sido celebrada más de nueve cumpleaños desde que Pineda llego al club.
Uno de los jugadores que pasó por la tradición es el mexicano Jürgen Damm, quien admite que siente pena por el pastel ya que los demás no lo pueden probar. “[Siento] desilusión porque está muy rico y lo tiramos todo en la cara y en el piso. Cuando lo veo digo ‘no inventen, ya se va a acabar otro.’”
Otros jugadores como el argentino Franco Ibarra sienten temor al ver pastel en las canchas de entrenamiento ya que significa que terminará en la cara de alguien. “Peligro, hay que esconderse”, dijo el mediocampista riéndose.
El estadounidense Brad Guzan, quien fue el que inauguró la tradición al comienzo de la era Pineda, compartió este sentimiento: “Hay que correr inmediatamente.”
Nadie se salva de la mordida, ni el cuerpo técnico, ni Pineda quien se llevó un pastelazo en la cara el día de su cumpleaños – el 19 de octubre. Los demás jugadores que han pasado por esta tradición incluyen a Ronald Hernández, Brooks Lennon y Alan Franco, y aunque la mayoría no son mexicanos, la costumbre permite que el equipo conviva y que se divierta después de un entrenamiento celebrando el día especial de uno de sus compañeros.
“Esos el sentimiento que quiero traer a los jugadores, como si estuvieran en casa, que se sientan en un ambiente donde pueden hacer lo mismo que hacen con sus familias”, dijo Pineda.
